Porque cada pieza dental cuenta
Todo empieza en nuestra boca. Los dientes juegan un papel de suma importancia. Gracias a todas las piezas dentales masticamos, cortamos la comida y la digerimos para que nuestro cuerpo se nutra. De hecho, cada diente cumple su función, pudiéndose dividir en cuatro tipos:
- Los incisivos: 8 dientes situados en la parte central y delantera de la boca.
- Los caninos: conocidos como colmillos, 4 dientes que desgarran la comida.
- Los premolares: son 8 y ayudan a los molares a comenzar a triturar y masticar la comida.
- Los molares: al fondo de la boca, son 12 y mastican y trituran los alimentos.
En total, los adultos disponemos de 32 dientes sin contar con las conocidas muelas del juicio, o piezas extras, que pueden llegar a formarse en algunas personas. Después de conocer de forma general los dientes que poseemos cada persona. Debemos ser conscientes de que cada uno de ellos cumple con una función y perder alguno puede conllevar graves consecuencias.
¿Qué sucede con la pérdida de una pieza dental?
Cuando se pierde una pieza dental, se suele producir una migración de los dientes adyacentes hacia ese espacio libre e incluso movimiento o deterioro de la pieza que se encuentra frente al que falta. Cuando hablamos de migración, se trata de una inclinación que pueden sufrir el resto de los dientes y que modifica la forma de la arcada y por consiguiente la masticación. Los efectos de este cambio suelen provocar dolores de mandíbula, cuello así como mareos.
Además de estas consecuencias, el riesgo de padecer caries aumenta. Debido a la tendencia a la retención de restos alimenticios, tanto en los huecos resultantes, como en los dientes antagonistas, ya que se desacoplan y se crean huecos.
Es importante que se actúe rápidamente ante la falta de piezas dentales. Para que sean reemplazadas a fin de evitar estos riesgos que, en algunos casos pueden llegar a ser irreversibles.